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Montessori Summer Camp
Luego de vivir un par de meses confinados, los niños esperaban ansiosos volver a compartir el parque con otros niños.
Aprovechando la falta de instituciones educativas “activas” (debido a la crisis del COVID), se nos ocurrió armar un taller en el que los niños puedan volver de a poco a conectar con el afuera y con los niños.
Así nació MONTESSORI SUMMER CAMP, un taller al aire libre, dividido en cuatro estaciones.
Compuesta por una mesa sensorial Montessori que contiene: en una de las divisiones barro, en otra agua y jabón y en la otra toallitas secas.
Al lado de la mesa, sobre el piso, hay un juego de granja con todos los animales que podemos encontrar en ella. Al lado de este escenario, hay otra otros cajones sensoriales pero sobre el piso. Esto es para que los niños más pequeños puedan acceder fácilmente a ellos. Esos cajones contienen arena, agua y jabón y animales del océano.
Compuesta por canvas, hojas sueltas, hojas en formato de carta, pintura para manos, papelitos de colores, pegamento para niños, pinceles, crayones de colores, etc. La guía Montessori propone diferentes opciones pero deja la libertad al niño de hacer lo que quiera expresar en ese momento a través del uso de herramientas artísticas.
Los niños tienen la posibilidad de armar sus propias macetas con un instrumento de madera y papel de diario mientras practican y ejercitan la motricidad fina. Rellenan las macetas de papel con tierra, introducen unas semillas y las rocían con agua proveniente de un rociador de mano. Con este proceso, aprenden sobre flores, comida orgánica y cómo cuidar una planta después de plantarla.
Los niños tienen la responsabilidad de llevar al taller una botella de plástico vacía para reciclar y reutilizar. Pueden elegir entre tres tipos de semillas (o usar todas) para rellenar la botella y experimentar cómo suena dependiendo del tamaño, cantidad y tipo de relleno. La botella termina siendo transformada en un instrumento músical. Además, tiene acceso a otros instrumentos musicales para poder explorar y sentir diferentes tipos de ritmos y melodías. La guía está encargada de hacer música con su propio instrumento y los niños tienen la libertad de sumarse con los suyos.
La experiencia del Summer Camp fue un gran comienzo al verano europeo.Fue muy gratificante volver a ver a los niños disfrutando del aire libre y de la compañía de viejos o nuevos amigos. A mucho de ellos se los notó tímidos debido al “retroceso” que vivieron al estar tantos días encerrados.
Cada estación se ocupó de proveerlos con trabajo interesante que no sólo los divirtió sino que los hizo aprender de muchísimas nuevas habilidades y practicar otras que ya manejaban hace tiempo.